El deporte tiene múltiples caras. Las hay buenas y malas. Y de todas se habló ayer en el II Congreso AS Deporte en Positivo, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. “Esto va de historias, y de aquí saldremos un poquito mejores”, introdujo Vicente Jiménez sobre lo que estaba por venir. “Superación, inclusión, resiliencia, igualdad, maternidad... así hasta 21 capítulos que definen lo que el Grupo PRISA y AS entienden que es trabajar por la sostenibilidad. Pero también hablaremos de racismo, maltrato, violencia y enfermedad. Todo ello desde la perspectiva de sus protagonistas”, adelantó el director de AS.

Y se fueron sucediendo los relatos, como el de la ‘número uno en resiliencia’, Carolina Marín, que lucha por poder retirarse en una cancha después de la tercera rotura del cruzado de rodilla que sufrió en París 2024, cuando iba lanzada a por su tercer oro. “Parece que cuando Carolina supera dos lesiones, también tiene que superar una tercera. Como si fuera una superheroína. Pero Carolina es humana y siente y padece”, desgranó ante un auditorio que iba interiorizando cada frase y aplicándosela a sus vidas. En el Europeo de Huelva, su tierra, del año próximo tiene la meta. Seguro que la cruza.

Hubo muchas lecciones, como las de Teresa Perales, la nadadora de las 28 medallas paralímpicas, las mismas que Michael Phelps. “Ahora la discapacidad está bien vista en España. Tenemos acceso al trabajo, a los deportes... Nos falta el último escalón, que es que muchos más clubes tengan sección propia paralímpica para que todos puedan practicar deporte sin muros”, deseó, a la vez que recordaba que quedaban “1.170 días para Los Ángeles”, donde quiere “dar el mordisco final” al Tiburón Phelps. Y tiene 49 años...

Carolina y Teresa saben lo que es superar obstáculos. Como la campeona del mundo de fútbol Ivana Andrés y el marchador Marc Tur, cuarto en Tokio 2020, dos deportistas que hicieron pública su homosexualidad. “Todavía hay odio. Cuando publiqué las fotos de mi boda, con mi mujer, desaparecieron más de mil seguidores”, contó ella.

El deporte también sirve para luchar contra la enfermedad. El cáncer en el caso de la internacional Virginia Torrecilla. “El deporte me salvó la vida. Perdí un montón de kilos por la quimio, pero me levantaba a hacer sentadillas y abdominales en pleno COVID”, recordó a la pregunta de otra futbolista, más modesta pero tan valiente como ella, Marina Díaz, que ha pasado por la misma tesitura.

Historias duras, pero inspiradoras. Crudas, como las de las refugiadas Madonna Deeb (Siria) y Latifa Sakhizada (Afganistán), ciclista y jugadora de baloncesto en silla de ruedas. “Cuando llegaron los talibanes, nos prohibieron todo, tuve que dejar de jugar”, relató la segunda. Refugiados como los que el COE ayuda por iniciativa de Alejandro Blanco, su presidente: “Entré a un centro de inmigrantes en Getafe y se me cayó el mundo encima”. De ahí, a una iniciativa pionera.

También salió de Cuba para triunfar en España Jordan Díaz, el campeón olímpico de triple. “Había perdido la ilusión de competir, que era lo que me daba la vida. Estaba entrenando pensando en otras cosas, y un deportista necesita tranquilidad. O dejaba el deporte o me iba a un lugar donde se me valorara”, confesó el prodigio de 24 años, que dijo que no cree que este sea un país racista.

De eso habló Javier Tebas, presidente de LaLiga, que valoró la primera condena por delito de odio por los insultos a Vinicius en Valladolid y advirtió que “aunque haya un solo espectador con una conducta racista, hay que hacer que desaparezca”.

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As Deporte en Positivo es un proyecto de compromiso social que fomenta los valores asociados intrínsicamente al deporte tales como el respeto, la equidad, la inclusión, la humildad, la disciplina o la diversidad. Frente a la crispación y al ruido que tan presentes están en la actualidad deportiva en los últimos tiempos, esta iniciativa recuerda que más allá de los goles, las canastas y los récords, el deporte tiene un gran potencial como elemento transformador de la sociedad.