Helguera: “Me llevaba fatal con Emery, tengo muchísimas anécdotas muy malas”
El exfutbolista, en el podcast ‘Offsiders’, ha repasado su carrera y su marcha del Madrid: “Me hicieron la vida imposible”.
Iván Helguera, exjugador de Madrid o Valencia entre otros, ha analizado su carrera en el podcast Offsiders, centrándose en su etapa en el conjunto blanco y su relación con Emery en el cuadro che:
Su fichaje por el Madrid: “Nos encontramos en el aeropuerto el Espanyol y el Madrid. Y Hierro me llamó para que fuera con ellos. Le conocía de un día con la Selección. Me dijo dejara el Espanyol y fuera con ellos. Ya no pensaba en el Rayo ni en nada. Era uno de mis ídolos”.
Forma de ser: “Yo he tenido muchas peleas, porque las injusticias no me gustan. Luego aprendí a saber llevarlo. Pero cuando hay una muy grande siempre saltaba, he sido un tío rebelde. Más de una vez he tenido alguna frase con un compañero cuando hacían algo que no me gustaba. Por ejemplo, una vez que los brasileños hicieron un baile como una cucaracha, y dije que eso era una gilipollez. Un poco Puyol, que creo que hacía un poco lo mismo”.
Humildad y el Madrid: “No he sido demasiado ególatra. Hay que saber llevarlo, porque es un sueño de un crío que era tímido. Y tienes que cambiar, tienes que saber cómo es eso, no vas a ser el mismo niño de siempre. Tienes que enfrentarte a ciertos miedos y muchos son que en el vestuario del Madrid si eres demasiado tímido o demasiado buena persona te comen. No hay que dejarse comer. Llegué con miedo y expectativa. Pero luego la mayoría de la gente era maravillosa y te tratan muy bien. Pero como vean que eres débil en el campo y no haces lo que hay que hacer o no destacas, te comen, y luego en el vestuario no es lo mismo”.
Sus inicios en el Madrid: “Me costaba mucho jugar en el Bernabéu al principio. Como ocupaba tanto campo ayudaba en muchas cosas al equipo, aunque no se ve. Me dicen muchas veces de Tchuameni, que hace cosas que no se ven, tiene una presencia en el campo que no quiere nadie aparecer por ahí. Y eso yo también lo tenía un poco. Hasta que de repente haces un buen partido. Yo jugaba con Seedorf y Redondo en el centro del campo y me quedaba con eso que ellos no tenían tanto”.
Vicente del Bosque: “Es el entrenador que más me ha entendido y que entiende mejor al futbolista. Los mejores entrenadores del Madrid ya vemos como son, ni tácticos ni gestión de equipo. A Del Bosque le gustaba mucho de central, me metía mucho de líbero”.
Lado personal: “En mis últimos años en el Madrid me estaba haciendo demasiado consciente de todo. Luego hay etapas de tu vida que no son solo el fútbol. Tienes una familia y empiezas a ser consciente de otras cosas y te perjudica un poco en el fútbol”.
Su mejor momento de forma: “2001 fue un año impresionante porque jugué de mediocentro y llegó Makelele. Lo hacía todo él y a mí me dio mucha libertad. De hecho fui el segundo máximo goleador de la Champions. Y encima con una confianza abismal. Lo hacía todo bien, me salía todo. Luego el siguiente año llegaron los Galácticos y me jodieron la vida [bromea]. Ya era Zidane el que lo hacía, tuve otra función más defensiva. Ese año cuando llega Zidane que me ponen más de central y de mediocentro, a mí, con el año que hice, me sentó muy mal porque estaba que me salía. Y encima su primer año no fue bueno y decía: ‘Si estuviese en el sitio de Zidane lo estaría haciendo el doble de mejor que él’. Porque tenía esa confianza que a él le faltaba”.
Camacho en la Selección: “Camacho me conocía muy bien y en los primeros partidos nunca me hacía jugar. Él sabía que era muy competitivo y me quería hacer que estuviese jodido, porque competía más. Tenía unas movidas con él... Salía a las ruedas de prensa y me preguntaban con qué equipo jugaría y decía: ‘Con 11 Helgueras’. Siempre era un tira y afloja, pero con el tiempo me di cuenta de todo eso. Luego en el Madrid sí empezamos a tener más confianza”.
Últimos años en el Madrid: “Fueron muy duros. La directiva, el presidente sobre todo, y un exjugador que no me lo esperaba de él, que era el director deportivo, Mijatovic, me quitan el número y me dicen que no voy a volver a jugar. Me hicieron mucho la vida imposible. No sé muy bien por qué. Me dicen que no voy a jugar y que me quieren vender. Tenía tres años de contrato, no lo entendía porque acababa de ganar la Liga y había jugado. Llega Capello y me dice que no juego, cuando tenía que jugar un partidillo me ponían con el filial. Pero Capello no era tonto y a Cannavaro le venía bien un jugador como yo. También Capello se empezó a llevar mal con la directiva. Y ahí empecé a jugar algún partido. Terminé siendo el sexto jugador que más jugó ese año y ganamos la Liga. Y ahí ya lo hice más por rabia y ganas que por técnica. Sentimentalmente estaba jodido. La cabeza me decía que me estaban puteando y me estaban jodiendo la vida. El presidente no me saludaba y estaba jugando. Mijatovic, que para mí era un fenómeno, de repente me está haciendo eso. Pero así es el fútbol. Capello me dijo: ‘Estos me dicen que no te ponga ni en los entrenamientos’. Al siguiente año me dijo Mijatovic que me quitaban el número y me iban a hacer otra vez la vida imposible. Y ahí llegó el Valencia. De hecho ya ni iba a las reuniones porque podía haber mucha tensión”.
Ídolos en el Madrid: “Me siento muy reconocido por la gente. Hay muchos jugadores del Madrid que son ídolos y bajo mi punto de vista no han sido tanto. Y habido muchos jugadores como Morientes que están infravalorados. Ronaldo, por ejemplo, el mejor con el que he jugado en mi vida, bajo mi punto de vista no hizo tanto en el Madrid como Morientes, y ha sido un ídolo. Muchos de los Galácticos, por ejemplo, otros han demostrado más que ellos”.
Emery en el Valencia: “Era horrible, me llevaba fatal. De hecho tengo muchísimas anécdotas muy malas. Con él me llevaba muy mal. Creo que es muy buen entrenador. Pero gestionando equipos y como persona es bastante complicado. Chocamos muy pronto y entre unas cosas y otras se me hizo eterno el Valencia. Emery me decía que me quería, y pasaban los meses y jugaba contra el Portugalete en Copa y claro, siempre chocábamos. Teníamos un encerado en el vestuario donde él escribía y ponía ahí frases. Una de ellas era: ‘Cada vez que el coyote sale de la madriguera más se acerca a la peletería’. Y se volvía loco. Cada día ponía una frase. Yo no aguantaba más. Encima me hacía la vida imposible y al final teníamos demasiados encontronazos. Cada dos por tres era un enfrentamiento”.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí
Rellene su nombre y apellidos para comentar
Tu opinión se publicará con nombres y apellidos